lunes, 28 de septiembre de 2009

¡Walter era hembra! ¡No se llama Walter... es Amélie!

Sorpresón en casa. Nuestra tortolita ha puesto un huevo precioso, blanco y poco mayor que una aceituna. Así que toda esa teoría de que los que cantan son los machos, queda rotundamente desmentida. Por suerte ha ocurrido después del puente que hemos pasado en Toledo (nos llevamos allí a la tórtola), ¿qué habría pasado si pone allí el huevo? Esto tiene varias consecuencias: la primera, el cambio de nombre: definitivamente nuestra tórtola se llama AMÉLIE. La segunda, que tenemos que cambiar el encargo: hay que traer una tórtola blanca, que será Walter. Voy a escribir enseguida a quien me iba a traer la tórtola, a ver si puede ser del otro sexo. ¡Qué sorpresa! Supongo que los huevos están sin fecundar, salvo que la noche que pasó fuera de casa haya aprovechado para cruzarse con un macho, pero eso es muy difícil, ya que no veo nunca tórtolas por los árboles. En dos semanas lo sabremos, que es el tiempo que tardan en nacer los tortolitos. Y, entre tanto, se ha pasado todo el día empollando el huevo, no se levanta del pequeño tiesto de la terraza donde ha hecho su improvisado nido. Qué ricura de animalito.