martes, 27 de octubre de 2009

Huevos fecundados


Hoy hace una semana, aproximadamente, que Amélie puso su primer huevo de esta puesta de dos. Solo he podido comprobar uno de los huevos al trasluz esta mañana, pero ¡sin duda está fecundado! Esto sí es una buena noticia... uno o dos pollitos, con suerte, nacerán en una semana.

martes, 20 de octubre de 2009

Un balcón con terraza para las tórtolas


Decidamente, lo mejor es asignar un lugar fijo de la casa para Walter, Amélie y sus posibles pollitos, y ese lugar va a ser el balcón que da al salón. Lo hemos cerrado con una malla de plástico blanco, dejando las persianas por fuera (pero podemos subirlas y bajarlas). Además, para el invierno forramos por dentro el conjunto con plástico transparente del que usan los pintores, así conseguimos que la temperatura sea la misma que la del salón. Esta protección es importante, no solo para que no se vayan volando las tórtolas, sino sobre todo para protegerlas de los ataques de los gatos del balcón de al lado, que pueden saltar con toda facilidad y que de hecho lo han intentado varias veces. En la foto se ve a Amélie encima del jaulón que tenemos por si algún día hay que llevarlas a casa de alguien, y que normalmente está vacío. A los dos lados del balcón tenemos dos soportes de tiestos transformados en reposaderos-nido muy confortables y prácticos, forrados de papel de cocina para facilitar la limpieza.

jueves, 15 de octubre de 2009

Walter ya se ríe


El primer amanecer sin que Amélie tenga unos huevos empollando y en compañía de Walter. Ha sido un día agitado, con varias novedades. La primera, que Walter ya se ríe, y con eso confieso que he respirado, porque ahora sí sé que tengo dos tórtolas domésticas; sé que el resto de características era suficiente, y además las únicas tórtolas blancas son las domésticas... pero yo quería que se riera al cambiar de sitio, como hace Amélie, y eso ha ocurrido hoy. Supongo que también demuestra que por fin se considera en su hogar, porque yo creo que se trata de un sonido territorial, un "ya estoy en casa". El resto de novedades también corresponden a Walter, quien corteja descaradamente a Amélie; para ello hace algo que ya antes había visto hacer a Amélie: se inclina, dejando la cola en alto, y emite su "uuuh-uhhh" mientras sacude en vaivén sus alas plegadas, como si fueran élitros de un grillo, rápidamente; a veces sube y baja el cuello al ritmo del canto. Además, ya no es un pollito asustado frente a Amélie, le propina picotazos "fuertes" en el cuello (sin hacerle daño), para provocar una reacción en ella, que se limita a besuquear su pico y acariciar sus plumas, sobre todo del cuello y la cara (yo creo que a Walter le cansa un poco tener el pico de la otra en los ojos todo el rato). Walter trata de montar a Amélie, pero ella huye, y si están en la terraza cerrada dan vueltas y vueltas, de un reposadero a otro; abrir la puerta de la terraza es peor, porque entran en el piso y hacen las mismas, así que prefiero que se persigan en el pequeño espacio de la terraza; pero Amélie me da un poco de pena. He probado a separarlos, pero el caso es que Amélie claramente busca a Walter en cuanto este la llama, aunque luego huya de él cuando la quiere montar. Por la tarde ya estaban un poco más calmados, y comparten reposadero por la noche, me da un poco de pena porque hace fresco, aunque he puesto un plástico en el rincón donde duermen para que no se les cuele tanto aire.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Retirada de los huevos



Hoy miércoles, cuando ya han pasado quince días desde la puesta del primer huevo, he quitado del nido los dos huevecitos, aprovechando el momento en que Amélie sale a comer y estirar las alas un ratito. Son dos huevos preciosos, evidentemente no fecundados, y en su interior se trasluce un líquido liviano que supongo es la clara. Al regresar al nido el animalito estaba un poco desconcertado, pero no le ha costado mucho superar la situación, supongo que su instinto le decía de algún modo que no valía la pena seguir empollándolos. Mi idea es aprovechar esta nueva situación para que Walter conviva más estrechamente con Amélie, ahora que ya no va a ser mamá; y efectivamente parece que las cosas están cambiando entre ellos; si hay suerte, esta noche dormirán juntos por primera vez, y empezaremos a delimitar su espacio, que debe de ser la terraza sobre todo, no como ahora que estamos "invadidos" en todo el piso.

lunes, 5 de octubre de 2009

Walter llega a casa


Hemos quedado a las doce de la mañana en el metro Casa de Campo para ir a buscar a Walter, el macho que formará pareja con Amélie. El chico que nos lo ha vendido por quince euros lo traía metido en una caja de zapatos agujereada, era un chaval de unos 16 o 17 años, con el pelo de punta. Se ve que tiene animales en algún pueblo próximo. Por lo visto, Walter vivía en un jaulón de un par de metros; tiene seis meses de edad, ¡es tan bonito! Realmente no es blanco inmaculado, algunas plumas de color ligeramente crema le dan matices de color que no se aprecian a primera vista. Parece un poco más grande que Amélie, y sus patas y pico son rosas, no marrones. Está muerto de miedo, no soporta que nos acerquemos a él, sale volando alocadamente y nos huye. Eso sí: come, que es una buena noticia. Pero no canta. De momento se quedará en el pasillo, separado de Amélie, que sigue empollando en el balcón.