jueves, 15 de octubre de 2009

Walter ya se ríe


El primer amanecer sin que Amélie tenga unos huevos empollando y en compañía de Walter. Ha sido un día agitado, con varias novedades. La primera, que Walter ya se ríe, y con eso confieso que he respirado, porque ahora sí sé que tengo dos tórtolas domésticas; sé que el resto de características era suficiente, y además las únicas tórtolas blancas son las domésticas... pero yo quería que se riera al cambiar de sitio, como hace Amélie, y eso ha ocurrido hoy. Supongo que también demuestra que por fin se considera en su hogar, porque yo creo que se trata de un sonido territorial, un "ya estoy en casa". El resto de novedades también corresponden a Walter, quien corteja descaradamente a Amélie; para ello hace algo que ya antes había visto hacer a Amélie: se inclina, dejando la cola en alto, y emite su "uuuh-uhhh" mientras sacude en vaivén sus alas plegadas, como si fueran élitros de un grillo, rápidamente; a veces sube y baja el cuello al ritmo del canto. Además, ya no es un pollito asustado frente a Amélie, le propina picotazos "fuertes" en el cuello (sin hacerle daño), para provocar una reacción en ella, que se limita a besuquear su pico y acariciar sus plumas, sobre todo del cuello y la cara (yo creo que a Walter le cansa un poco tener el pico de la otra en los ojos todo el rato). Walter trata de montar a Amélie, pero ella huye, y si están en la terraza cerrada dan vueltas y vueltas, de un reposadero a otro; abrir la puerta de la terraza es peor, porque entran en el piso y hacen las mismas, así que prefiero que se persigan en el pequeño espacio de la terraza; pero Amélie me da un poco de pena. He probado a separarlos, pero el caso es que Amélie claramente busca a Walter en cuanto este la llama, aunque luego huya de él cuando la quiere montar. Por la tarde ya estaban un poco más calmados, y comparten reposadero por la noche, me da un poco de pena porque hace fresco, aunque he puesto un plástico en el rincón donde duermen para que no se les cuele tanto aire.