jueves, 3 de diciembre de 2009

Junior tiene un mes, y ha aprendido a comer

Después de la muerte de su hermanito (o hermanita), nos hemos dedicado en cuerpo y alma a cuidar al pollito superviviente, "Junior". Su crecimiento ha sido rápido y satisfactorio; a la semana abrió los ojos y empezó a interesarse por el entorno; a las dos semanas empezó a tener un incipiente plumón; a las tres semanas fue capaz de salir del nido, con saltos que cada vez se aproximaban más al vuelo. A partir de este momento su madre fue distanciando más las cebas, huyendo incluso del lado de su retoño, que más que reclamar exigía su comida, con lo que el proceso de engorde se detuvo, e incluso hubo un retroceso; al final de la tercera semana pesaba 110 gramos, y durante la cuarta semana bajó incluso a los 95, oscilando siempre en torno a los 100. Con casi cuatro semanas ya daba vuelos bastante aceptables... pero no sabía comer. El caso es que picoteaba la comida, tratando de tragar granitos de la pasta de cría, pero sin resultado. Por fin, justo al mes de nacer, y tras un día sin ser cebado por su madre, sus progresos fueron tan buenos que empezó a comer con apetito, e incluso bebió agua por primera vez en su vida. Ha sido un gusto verle avanzar en algo tan importante: ya es independiente de su madre en lo más fundamental. Cierto que cuando ve a su madre (sobre todo), y también a su padre, pía como un pollito y aletea solicitando comida, pero ya no los atosiga, sino que se pone a comer por sí mismo. Nos lo hemos llevado a Toledo de fin de semana, así que hoy es la primera noche que duerme lejos de su mamá, que se quedó en el piso de Madrid junto con Walter. Su plumaje es ya muy completo, ahora sí está bonito de verdad.