domingo, 29 de agosto de 2010

Román y Paula se presentan

(Román, a la izquierda, color blanco. Paula, a la derecha, color beige. Tres semanas de vida)

He dejado pasar una semana completa desde el último articulito, porque tampoco quería aburrir con una descripción de lo que pasa cada día,  ¿qué os parece el cambio? Los pollitos ya son tórtolas juveniles, a las que hemos decidido bautizar con los nombres de "Román" y "Paula"; seguimos apostando porque el blanco es macho y el ejemplar beige es hembra, realmente sin base alguna salvo la intuición. ¿De dónde han salido los nombres? Pues fácil: de los santos del día que nacieron.

Empiezan a desarrollar una personalidad, Paula parece más decidida, y Román más simple y desconfiado con nosotros... exactamente como Amélie y Walter; lo que no nos atrevemos a conjeturar es si pesa más el color o el sexo, es decir, ¿Paula parece ser de un carácter similar a Amélie porque también es hembra, o porque la variedad de plumas beige es así? Y lo mismo con Walter y Román.

Como ocurría con Junior a esta edad, siguen reclamando comida a los padres, quienes a veces los ceban, pero también son capaces de comer granitos de comida, aunque con poca habilidad; más les vale desarrollarla, porque a las tres semanas Amélie dejó de cebar a Junior definitivamente. Lo que pasa es que Walter es tan padrazo...

Por cierto, Junior no está muy contenta con la presencia de sus nuevos hermanos, como era de esperar se muestra celosa y si no lo impidiéramos, los picaría, aunque ellos frente a Junior se muestran pasivos o bien suplican comida con su típico piar lastimero y movimiento rítmico de alitas plegadas.

La foto inferior muestra a las tortolitas nuevas con sus padres, así podéis comparar tamaños. Román es inmaculadamente blanco, como Junior o Walter, pero Paula no coincide exactamente con la coloración de Amélie, es menos naranja y más rosa-gris; además, parece que no tendrá collar blanco, ni puntas blancas de plumas.

Por último, y dicho con toda seriedad, si alguien se compromete a cuidar amorosamente a una tórtola, y quiere que yo se la críe las primeras semanas, que se ponga en contacto conmigo...


(De izquierda a derecha: Román, Amélie, Paula y Walter)

domingo, 22 de agosto de 2010

Dos pollitos, dos semanas


(Pollitos de trece y catorce días)

Felizmente los pollitos han sobrevivido sin novedad al fin de semana, y parece que superarán la frontera de las dos semanas sin apuros especiales; su peso, 86 y 80 gramos respectivamente, posiblemente se estabilizará, e incluso, si ocurre lo mismo que con Junior, bajará algo, pues los padres irán distanciando las cebas. Más allá de eso, y aunque sigan teniendo cierta fealdad adolescente, el naciente plumaje les da un encanto maravilloso. Por primera vez los hemos cogido en las manos, y aunque al principio se han asustado un poco (el blanco casi vuela), pronto han aceptado con naturalidad nuestro manoseo.

Tener un pollito en las manos es un privilegio, ojalá muchos escolares disfruten de él.

viernes, 20 de agosto de 2010

Ante el fin de semana


(Pollito con once días. ¿No es el vivo retrato de su madre?)

Han pasado un par de días, los pollitos permanecen despiertos en el nido, y cada vez más atentos al mundo exterior; también aletean, se acicalan, y se preparan, en fin, para lo que será su vida adulta. Con sus 85 y 80 gramos de peso, parece que devoran a sus padres cada vez que estos los alimentan; muy pronto también se atreverán a salir del nido por sus propios medios, lo que me da miedo es que esto ocurra justamente cuando no estamos con ellos, aunque me consuelo pensando que así ocurrió con Junior... y ahí lo tenemos tan campante.

miércoles, 18 de agosto de 2010

A toda máquina

(El pollito de la izquierda tiene diez días, el de la derecha, nueve)


Con toda la fuerza que les da mamá Naturaleza, ya tenemos a nuestros pollitos casi a medio camino entre el huevo y la fase adulta, al menos en lo que se refiere al peso: 83 y 72 gramos son la mitad del peso de los adultos. El pequeño, oscuro, parece que crece más lentamente, aunque parece perfectamente sano, ¿se tratará de una hembra, y el blanco en cambio será macho? Si así ocurriera, resultarán muy similares a sus propios padres, Walter y Amélie.

Como hago siempre, las fotos van en muy buena resolución, aconsejo apreciarlas con el aumento máximo. Los restos que se observan casi siempre en las fotos, sobre todo cerca del pico, son residuos de comida, no de heces; y pocos son, teniendo en cuenta que introducen completamente los picos en el gaznate de sus señores padres...

Nos acercamos al fin de semana, cuando rebasarán la línea de las dos semanas y su supervivencia resultará más asegurada; lástima que esos días no estemos en casa... pero no adelantemos acontecimientos. 

martes, 17 de agosto de 2010

Llegan las primeras plumas

(La tortolita de la izquierda tiene ocho días, la de la derecha, nueve)


Ya no es necesario imaginarse ni suponer nada: los pollitos nos están mostrando sus plumas, que van floreciendo a toda velocidad. Su peso ahora es de 62 y 75 gramos, con lo cual el pequeño parece que se estanca un poco. De todas maneras, como parece que su buche no está vacío, y el peso fluctúa a lo largo del día, no encendemos aún las sirenas de alarma; además, parece despierto y vivo, como su hermano blanquito.

Además de cuidar la alimentación de sus padres (que los pobres están hambrientos todo el día), también estamos siendo especialmente cariñosos con Junior, hermano al fin y al cabo de los recién nacidos, que parece un poco triste y taciturno. O son figuraciones nuestras.

Incorporo una foto del mismo dorso de ayer, son 24 horas, pues, las que separan esta foto de la de la entrada anterior, resulta curioso comparar qué cosas han cambiado en tan poco tiempo.

 

Crecimiento rápido

(El pollito de la izquierda tiene siete días; el de la derecha, ocho)


El crecimiento de los pollitos podemos calificarlo, sin pecar de hiperbólicos, como de espectacular. De hora en hora (literalmente), se observan cambios ostensibles. El aumento de peso sigue siendo muy notable (65 y 70 gramos), mientras que los padres quedan cada vez más exhaustos alimentándolos; y han perdido peso, Amélie ahora alcanza nada más los 150 gramos, es decir, poco más que los dos pollitos juntos. Y le queda aún una semana de alimentarlos... bueno, a ella y a Walter, como puede verse en esta foto:


(Walter alimentando a los pollitos)

Da un poco de escalofrío verlo, ¿no parece un poco que se lo están comiendo? En fin, dejemos actuar a la naturaleza. Ah, hoy hemos incorporado a la dieta de los padres unos granitos muy finos que les gustan bastante, porque nos da la impresión de que pasan hambre con la pasta de cría; esperemos no tener que lamentarlo.

Al llegar y pasar la semana de vida, muchos son los cambios en los pollitos, que tienen ya los ojos abiertos con claridad, y se empiezan a interesar por lo que les rodea. Los pelitos que les salieron al poco de nacer, y luego fueron organizándose, ahora están "floreciendo", en lo que por ahora es solo un vago plumón, y pronto serán plumas. La foto siguiente muestra el dorso del pollito mayor, de ocho días, que con toda seguridad será blanco, recomiendo ampliarla y observarla con atención: es una maravilla.

(Plumaje incipiente en un pollito de ocho días)

domingo, 15 de agosto de 2010

Regreso del fin de semana

 (El pollito de abajo tiene seis días, el de arriba siete. Hemos limpiado el nido, desde ahora lo haremos a diario)

Con la pequeña incertidumbre por ver cómo se las han apañado dos días las tórtolas solas en casa, regresamos del fin de semana comprobando que todo está bien. Las crías ahora pesan 54 y 60 gramos cada una, y tienen seis y siete días de edad respectivamente. Ya se empiezan a observar atisbos de plumas, sobre todo en las puntas de las alas. El nido se ha ensuciado bastante, porque están comiendo muchísimo, en ese sentido sus padres las están criando de maravilla. La foto superior es de hoy domingo, debajo queda el vídeo que fue grabado en realidad el viernes, donde se aprecia cómo se alimentan. Es un poco "fuerte" la escena, parece que se están comiendo viva a su madre (y no, claro); la cosa irá siendo cada vez más peliaguda, ya que el crecimiento es rapidísimo y las diferencias de tamaño entre padres e hijos se van recortando; claro que por lo menos son dos esta vez los que alimentan... durante el periodo de "lactancia" las bocas de los papás presentan un aspecto raro, porque las plumas cercanas se descolocan, hay como calvas, y además a veces les quedan restos de comida. Nada de eso es grave ni dejará secuelas permanentes.

viernes, 13 de agosto de 2010

La nueva convivencia

 (De izquierda a derecha: Junior, Amélie, y Walter)

Las tórtolas, como los seres humanos, redefinen su carácter y sus relaciones con el tiempo; esto es muestra de su complejidad, es decir, su carácter es más complicado que, por ejemplo, el de un hámster. Las tres tórtolas vivieron un episodio de tres semanas de convivencia estrecha sin supervisión, cuando quedaron en la granja-escuela hace ya más de un mes, y ahora se ha producido la llegada de las dos crías a la casa. Quien más ha variado con todo esto es Walter, quien, por lo pronto, está dando de comer a sus crías (noticia excelente, porque dar de comer es algo muy cansado, y así no será solo Amélie quien se encargue), y además parece buscar nuestra compañía mucho más que antes; su carácter, más asustadizo y arisco desde el principio, se ha dulcificado mucho, y ahora acude a nuestra mano cuando lo llamamos, algo impensable hace unos meses.

En la foto vemos cómo las tres tórtolas pueden compartir un espacio muy estrecho, y aunque a veces optan por picotearse o darse aletazos para espantarse, en general su convivencia ha mejorado muchísimo.

jueves, 12 de agosto de 2010

Jueves: cuatro días

(El pollito de arriba tiene cuatro días, el de abajo, tres)


Voy dejando constancia del paso del tiempo, que en estas edades tan tempranas se nota de día en día, ¿o no?. Por primera vez los hemos pesado, tienen 42 y 32 gramos respectivamente; evidentemente, el clarito, con un día más de vida, es el de mayor peso.

Por primera vez hoy ha habido algunos minutos en que los pollitos se han quedado solos en el nido, ya que Amélie está rompiendo sus turnos para darse algún paseo, en lo que parece un proceso normal. Si os fijáis en la foto, bajo la cabeza está el buche, una bolsa ahora casi transparente donde se deposita la comida; se adivina el color amarillo del alimento, ya que los dos pollitos tienen el buche lleno.

En el momento en que nacieron los pollitos hemos cambiado el régimen alimenticio de sus padres, a los que ofrecemos como única opción alimenticia pasta de cría, que se vende por cajas en tiendas de animales; esta pasta es un preparado muy pulverizado que contiene huevo, proteínas, miel... pero que a mi entender es importante sobre todo porque impide que los pollitos se atraganten con trozos grandes, como ocurrió con el hermanito de Junior la vez anterior. Esta pasta decría tiene un color amarillo muy llamativo, que es el que se trasluce en los buches.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Han pasado tres días

(El pollito de la parte superior tiene dos días; el de la inferior, tres días)


 Esta puede ser la "foto oficial" de presentación de los nuevos pollitos. La diferencia de tamaño nos indica claramente quién nació antes. Por primera vez veo un pollito oscuro, ya que tanto Junior como su hermanito que vivió solo una semana presentaban el aspecto sonrosado que vemos en la parte de abajo. En los tres días de vida que tiene el pollito mayor, ya ha tenido tiempo para empezar a estructurar los nacientes cañones; en cambio, su hermano oscuro presenta un pelaje muy diferente, desorganizado pero aparentemente más frondoso.

Aún es pronto para ello, hasta las dos semanas no empiezan a tener una cierta autonomía, y más aún, la primera semana posiblemente es crítica para su supervivencia. Pero habrá que empezar a pensar en nombres, ¿alguna sugerencia?

lunes, 9 de agosto de 2010

Nuevas tórtolas en casa (2)

(Las dos crías recién nacidas)

Ayer domingo, al llegar de Toledo, había ya un pollito en el nido. La cascarita estaba en el suelo del salón, así que Amélie o Walter se había tomado la molestia de sacarla del nido. Hoy lunes, día nueve, ha salido el segundo pollito, así que tenemos de nuevo crías, cosa que no ocurría desde el nacimiento de Junior, hace ya bastantes meses. Esa pasada experiencia esperamos que nos ayude ahora, para evitar errores. Por ejemplo, desde el viernes hemos cambiado el régimen alimenticio de los padres (no el de Junior), permitiéndoles únicamente consumir pasta de cría. Este alimento, que se vende en pajarerías, es un polvito amarillo trufado de semillas minúsculas, que cumple una doble función: por un lado tiene unas características nutricionales óptimas, y por otro evita que los pollitos se atraganten; precisamente el hermanito de Junior murió a la semana por asfixia, atragantado con la miga de pan que su mamá le dio.

Será también muy intersante ver cómo se comporta Walter. Cuando nació Junior no lo reconoció como hijo, desentendiéndose del empolle de los huevos y luego de la crianza de los pollitos, más aún, importunando a Amélie para que le hiciera caso a él y no a sus hijitos. Esto lo achacamos a que pasó un tiempo cortísimo desde la llegada de Walter hasta el nacimiento de Junior, con lo que su instinto paternal no tuvo tiempo para desarrollarse. Esta vez las cosas son distintas, y no solamente ha empollado los huevos, sino que continúa el régimen de turnos con Amélie sobre los pollitos; aún no hemos comprobado si también los alimenta, sería algo muy curioso. (La alimentación de los pollitos se efectúa de pico a pico, regurgitando la madre parte del alimento ingerido, en forma de una especie de papilla).

Nuevas tórtolas en casa (1)

Amélie y Walter preparando el nido para sus hijitos

En la granja escuela de mi primo Julio, donde pasaron unos días este verano Walter, Amélie y Junior, hay ya un par de tórtolas domésticas, de coloración parecida a la de Amélie. Cuando Julio vio el trato que tengo con mis tórtolas, que se dejan acariciar, van a la mano, etc., me dijo que eso sería ideal para los niños, porque sus tórtolas no tienen esa accesibilidad. Especialmente Junior es absolutamente dócil, y no intenta escaparse si le haces una caricia, lo cual se explica porque desde que era pollito, antes de tener sus plumas, ya andábamos con él en la mano, así que para él el contacto humano es sinónimo de seguridad.

El caso es que, para corresponder al favor de haberse quedado con las tórtolas tres semanas, le prometí criar un par de ellas, tenerlas en casa el tiempo suficiente para que se acostumbraran al contacto humano, y luego dárselas. Hace un par de semanas, en la última puesta, le permitimos a Amélie quedarse con sus huevos sin sustituirlos por otros no fecundados.

Lo primero que tengo llama la atención es que el comportamiento de Walter y Amélie ha sido un poco diferente en esta ocasión; coincide en que se turnan rigurosamente en el empolle de los huevos (Amélie pasa la noche sobre ellos, sobre las doce de la mañana Walter la releva, y más o menos a las cinco de la tarde vuelven a cambiar, así que, en realidad, Amélie empolla diecinueve horas y Walter solo cinco); pero, lo que ha cambiado, es su empeño por acomodar el nido, incorporando hojas de las plantas que andan por casa, papelitos, y un sinfín de objetos que tenemos que supervisar, porque a veces son peligrosos (trozos de alambre, tornillos...), o importantes (billetes de metro en vigor). De algún modo ellos saben que los pollitos se acercan, tal vez por que vibren, o por la temperatura, pero no cabe duda de que este empolle ha sido distinto de los anteriores, que no eran viables.