domingo, 18 de julio de 2010

Recogiendo a las tres tórtolas de su residencia veraniega

  Walter, Amélie y Junior han pasado perfectamente las vacaciones en el Indiana Camp

Hoy domingo he pasado por las instalaciones donde dejamos nuestras tórtolas mientras viajábamos a Francia. En total, han sido tres semanas justas sin ellas, y he de decir que están perfectamente. Nada más entrar al jaulón, se me subió Amélie. Yo diría que están más cariñosas, y cuando por fin han vuelto a su espacio en Madrid creo que se han sentido bien a gusto; tal vez me lo invento, pero creo que es así. Walter también está más dócil, parece buscar nuestra compañía con espontaneidad, aunque por supuesto sigue en su línea de acompañar a Amélie en todo lo que haga: no consiente en separarse de ella.

Por su parte, Junior me sorprendió un poco, porque parecía casi que me huía en el jaulón, y aunque la recogí con facilidad, me extrañó esa actitud. Luego comprendí el por qué: tiene unas claras marcas de picotazos en la cabeza, sin duda propinados por Walter, pero luego ha vuelto a la normalidad. Claro, no tiene pareja, y cuando está junto con sus padres y nadie más tiende a formar grupo con ellos, cosa que su padre no consiente; ahora la cosa es distinta, porque siempre estamos nosotros para defenderla de su papá. Los picotazos no son graves, y las pequeñas calvas en las plumas espero que se recuperen con el tiempo.

Lo importante es que las tórtolas han resistido el viaje de ida de Madrid a Toledo, tres semanas en un jaulón con otras especies de aves, y el viaje de vuelta a casa. Y, ojo, que los viajes han sido bastante pesados, en jaulas, y con un calor horrible.

Ah... qué gusto, por fin en casa.