martes, 9 de noviembre de 2010

Un huevo fecundado

(Un huevo de cinco días visto al trasluz de una lamparita halógena.)

Últimamente el ciclo se repite: Junior pone un par de huevos más o menos a la vez que su mamá, Amélie; la diferencia está en que los de Junior no están fecundados y los otros sí, así que la estrategia consiste en quitárselos a Junior (quien rápidamente se olvida de ellos y comienza a convivir amorosamente con nosotros), y con esos huevos infértiles le damos un cambiazo a Amélie; así la pareja Walter/Amélie sigue incubando unos huevos, y su comportamiento es más tranquilo. Hoy precisamente hemos hecho uno de esos cambios, y antes de tirar los huevos fecundados a la basura se me ha ocurrido mirarlos al trasluz. Aunque solo habían pasado cinco o seis días desde la puesta del primero, ya era evidente su estado fecundo, pues se nota el embrión y sus sistema de venas que lo mantienen vivo. En la foto se aprecia perfectamente lo que describo. El otro huevo aún no mostraba el sistema de venas, porque lo puso un par de días después, pero supongo que también está fecundado. Ambos sorprenden porque están llenos de líquido (la clara), que no parece en absoluto un gel o algo denso, sino que se mueve como si fuera agua, y casi da la impresión de que el embrión "nada" por sí mismo, confieso que me ha dado un poquito de impresión tirar luego los huevos. Pero no podemos tener tantas tórtolas... tres ya son un triunfo.