martes, 22 de febrero de 2011

Las tórtolas de Javier crecen en todos los sentidos

(Fotos 1 y 2: los nuevos pollitos de Javier. Foto 3: su hermano Javierino)

Hace unas semanas un seguidor del blog, Javier, me pidió huevos para que su pareja de tórtolas los empollaran, y aunque nacieron dos pollitos solo uno salió adelante (lo vimos con su papá adoptivo, recibiendo sus consejos); he preguntado a Javier por su nombre, pero me dice que no se lo ha puesto, así que, a los efectos del blog, ese pollito lo llamaré "Javierino", y podéis verlo en la foto más a la derecha.

Además, Javier me volvió a pedir otra pareja de huevos, y el pasado día 14 nacieron dos nuevos pollitos, hermanos por tanto de Javierino, hijos de Walter y Amélie y criados por las tórtolas de Javier. A ellos pertenecen las dos primeras fotos, ¡qué monadas!

viernes, 11 de febrero de 2011

Las tórtolas también estornudan

(Madrid hoy, bajo una capa de contaminación)

Las tórtolas pueden estornudar, eso ya lo había comprobado. Especialmente Amélie es más propensa, y a veces encadena toda una racha de "¡atchís!", al principio me preocupaba un poco, pero supongo que no tiene importancia.

De lo que no cabe duda es de que la bajísima calidad del aire que "disfrutamos" estos días en Madrid (aunque el alcalde Gallardón y la concejal Botella lo nieguen, e insistan en que no es verdad), afecta a las tórtolas. Llevo viviendo en Madrid más de treinta años, y nunca había notado tan palpablemente la suciedad ambiental, tengo, como tantos otros, síntomas de una alergia, como lloriqueo, moqueo y estornudos. Y lo curioso es que mis tortolitas también lo están notando, todas estornudan de vez en cuando.

Pienso en los canarios que los mineros llevaban a las minas para detectar las emanaciones de gas grisú, y me preocupa la fragilidad respiratoria de mis amigos alados. Dicen que el domingo va a llover: ojalá. Mientras tanto, respirar en el centro de Madrid es un problema para todos. 

miércoles, 9 de febrero de 2011

Dos huevos más para Javier

(Dos huevos de tórtola)

Hace unas semanas entregué dos huevos fecundados a Javier, seguidor de este blog, para que sus tórtolas los empollasen, y de ahí nació un pollito (el otro se malogró), seguramente recordaréis las fotos del pollo ya grande. Pues bien: me ha pedido otros dos huevos fecundados, así que, si todo va bien, Walter y Amélie serán papás de nuevo en unos días. Os mantendré informados.

martes, 8 de febrero de 2011

¿Qué comen mis tórtolas?

(Junior y Amélie comiendo semillas de pimiento)

Me preguntaban en un comentario anterior sobre la comida de las tórtolas, y eso es algo que merece un comentario aparte. Aunque cada una de las tres, Walter, Amélie y Junior, tienen sus propios gustos, haré un resumen de todos ellos.

La base de su alimentación son las semillas preparadas; he probado varias marcas, y las que uso ahora las compro en Carrefour, en bolsas de 1 kg. Las comen bastante bien.

(Comida para tórtolas)

Según dice la bolsa, lleva además una serie de vitaminas, así que, en principio, esto podría ser la única alimentación de las tortolitas. Pero... no es así. Además de esto, comen:

1) Miga de pan. Les encanta, siempre y cuando sea reciente. Cuando vengo de la calle con la barra para comer o cenar, la abro por en medio, saco un trozo de miga, y voy formando bolitas del tamaño de un guisante, compactas y redonditas, que ellas engullen como si fueran caramelos. Sé que este alimento no tiene fibra, pero a ellas les gusta mucho. Voy contando las bolitas que les doy, a Walter le suministro unas 25, a las dos hembras unas 20.
2) Semillas de pimiento. He descubierto que les gustan a rabiar, de hecho se comen todas las que les puedo dar en pocos segundos. Cuando cocino pimiento, ya no tiro el rabito con las semillas del interior, sino que se lo doy a las tórtolas.
3) Arroz: Tanto crudo como cocido, siempre pican algunos granos con gran apetito.
4) Trocitos de verduras y frutas (pimiento rojo y verde, tomate, manzana, patata, zanahoria...): Siempre y cuando se lo pique en trocitos muy menudos, les gusta comer todo esto, tanto crudo como cocido.
5) Sal y azúcar. Si se lo pongo en pequeños montones, también comen un poquito de cada, y estoy seguro que les conviene.

Creo que en esto influye la imitación, ya que nos ven comer cosas variadas, preparar los alimentos... y de alguna manera intuyen que deben comer de lo mismo. Menos mal que cuando comemos pollo no se fijan mucho, si no, ¡qué susto para ellas, pobrecitas!