viernes, 8 de abril de 2011

Junior a veces me pica

(Del salón en el ángulo oscuro, acompañada de mí, Junior)

Ha pasado el tiempo, Junior ya es definitivamente adulta; es más pequeña que cualquiera de sus padres, y además nuestra niña mimada. Cuando el verano pasado la dejamos en el Indiana Camp de mi primo, durante nuestras vacaciones, nos pareció lo más natural que estuviesen juntas las tres, Amélie, Walter y Junior, aunque a la vuelta la pobra Junior tenía algún picotazo en el cuello; y es que no deja de intentar juntarse con sus padres, algo que ellos rechazan violentamente. Pero bueno, no va sobre eso mi pequeña reflexión. Desde hace algunas semanas, Junior es claramente receptiva a los galanteos de su papá, Walter, quien en un descuido nuestro llegó a montarla, y en la siguiente puesta uno de los dos huevos estaba fecundado, ¡qué barbaridad! Por cierto, veremos si esa única fecundación sirve para fertilizar los huevos durante mucho tiempo, tengo entendido que las gallinas son capaces de guardar y usar el esperma de los gallos a su antojo, veremos. Caramba, tampoco era de eso de lo que quería hablar, sino del comportamiento de Junior conmigo.

Junior eligió a mi pareja como la suya, y desde entonces su humor conmigo... varía. Por la noche nos solemos poner en el sofá, viendo la tele, y Junior encima, porque no quiere quedarse sola en su nido del pasillo, y por supuesto sus papás no permiten que se junte con ellos en el nido del balcón (aunque lo intenta continuamente, pobrecita). Y a veces... Junior me pica. Ataca mis manos, yo estoy tumbado y ¡me pica!; incluso mi oreja y mi labio han soportado sus iras. Otras veces no, al acercar los dedos me los acicala amorosamente, pero no siempre. Supongo que depende de sus hormonas, de su ciclo de fecundidad; y desde luego a mi pareja siempre la trata amorosísimamente, soy yo quien está en cuestión.

En cierto modo tengo algo parecido a una mala conciencia por hacerle vivir a Junior una vida antinatural, con parejas humanas; a Amélie en cambio la liberé de eso juntándola con Walter, y aunque añoro a veces su cariño inicial, sé que ella es muy feliz, y además a su modo es también muy cariñosa. Walter también sin duda es muy dichoso... por eso me esfuerzo al máximo en que Junior se sienta feliz, ¡la tenemos tan consentida! Pero es nuestra obligación, es una cuestión de responsabilidad.