miércoles, 28 de diciembre de 2011

Durmiendo en mi mano

(Junior durmiendo sobre mi mano izquierda mientras lo dibujo con la derecha)

Junior, la tortolita que nació en casa, duerme encima de una repisa del recibidor, tiene un cartón sobre el que hay un cuenco de cristal que hace las veces de nido, lleno de trocitos de papel que ella recoge. Allí es donde pone los huevos y los empolla, aunque si no tiene huevos prefiere dormir fuera, sobre el cartón. Pero eso es cuando me voy a la cama, que es muy tarde, a la una o las dos de la mañana. Antes se niega a acostarse, y trata de mantenerse a mi lado (en cambio Walter y Amélie se sitúan en su nido del balcón mucho antes y allí mantienen una cierta duermevela). Normalmente a última hora de la noche estoy delante del ordenador, y Junior viene a posarse sobre mi hombro izquierdo, y allí se duerme profundamente; cuando me voy a la cama lo pongo en su casita, pero es lo último que hago antes de apagar la luz, pues si le doy un poco de tiempo vuela de nuevo encima de mí: es evidente que si pudiera dormiría encima de mí toda la noche.
Anoche Junior varió un poco la rutina y se subió en mi mano izquierda, que tenía apoyada en la mesa del ordenador. Poco me habría costado subirla a mi hombro, pero dormía tan a gusto que me dio pena hacerlo; en cambio, y usando solo la mano derecha, busqué un lápiz y un papel para hacer el pequeño apunte que os muestro; si os fijáis en el cuerpo de Junior se transparenta la otra cara del papel: un comic de Tintín. Luego, lo escaneé y con Photoshop coloreé mi mano y puse blanco liso el fondo, pues ahí sí pude quitar la transparencia del otro lado.
En el dibujo se nota perfectamente lo que hacen las tórtolas para dormir: encrespan las plumas de la cabeza de un modo característico, formando un casquete erizado de plumas, en filas paralelas, como un pequeño erizo. Es más: cuando forman así las plumas sé que tienen sueño y quieren dormir. También abren y cierran el pico de modo característico, y he aprendido a constestar a sus gestos con otros míos que vendrían a decir "yo también tengo sueño", con lo que se duermen con más facilidad.
Pero solo Junior duerme sobre nosotros, (también le encanta echarse la siesta), y justamente yo soy su percha nocturna. Es gracioso cuando por la noche estoy viendo la tele en lugar de estar en el ordenador, entonces claramente da muestras de disgusto e impaciencia, incluso vuela a la silla del ordenador, no necesita hablar para que comprenda que le parece muy mal mi ausencia, incluso me pica, en fin, hace todo lo que está en sus alas para llevarme "a mi sito".
Por último, Junior es la única de las tres tórtolas que se abstiene de hacer "popó" cuando está encima de nosotros; cuando calculamos que tendrá ganitas la separamos un poco de nosotros, y enconces sí, ahí va una de sus bolitas inodoras de excremento, pero la muy pilla no lo hace mientras duerme sobre nosotros.
Es una ricura.