domingo, 30 de diciembre de 2012

Navidades con Moisés

Moisés en la Granja Escuela
Aprovechando estos días de fiesta, he ido a la Granja Escuela "Indiana Camp" con mi sobrinita Ana. Esa era la excusa, pero para mí se trataba, sobre todo, de ver cómo se las estaba apañando Moisés: después de todo tiene poco más de dos meses de edad. Con gran alegría he visto que se encuentra en perfecto estado, y parecía feliz con Paula... aunque tengo mis dudas de si realmente se trata de una pareja macho/hembra; no obstante, eso es secundario, pues ya sabemos que las tórtolas no solo pueden emparejarse sin complejos con individuos de su mismo sexo, sino que lo hacen con seres humanos (como Junior en este momento).

Aunque al principio dudó un poco en dejarse atrapar, y me rehuía levemente, pronto se volvió a posar en mi mano con la tranquilidad que era habitual; solo lamenté haber olvidado pan, ya que la miga les encanta, y lo cierto es que Moisés me pidió, a su manera, que se la diera. ¡Será la próxima vez! Me he marchado tranquilo y contento. ¡Que guapo está!

viernes, 21 de diciembre de 2012

UN DESCUIDO QUE PUDO SER FATAL

Walter y Amélie tomando el sol al día siguiente

Los fines de semana nuestras tres tórtolas se quedan solas en casa; son poco más de dos días. Tenemos que fijarnos bien en cómo quedan ubicadas, porque Junior no se lleva bien con sus padres; o más bien digamos que Walter, su padre, acosa a su hija. También Amélie le es hostil, y es que las tórtolas ¡son tan territoriales! Tienen dividida la casa en zonas de influencia, de modo que cada habitación o bien es del matrimonio Walter/Amélie, o bien es de Junior, o bien es neutral. Bueno, el caso es que los viernes, antes de irnos, comprobamos que todo está en su sitio, hay comida y agua de sobra al alcance de nuestras amigas, etc. Luego, al regresar el domigo por la tarde, lo primero es comprobar que han pasado bien el fin de semana, y la verdad es que hasta ahora no habíamos tenido ningún incidente.

Pero el fin de semana pasado, por un error garrafal de cálculo, dejamos a Walter y Amélie encerradas en la habitación del ordenador, en lugar de en su terraza, que comunica con el salón. Por tanto, se pasaron unas cincuenta horas en una habitación en la que no había ni una gota de comida ni bebida. Hay que tener en cuenta que las aves tienen un metabolismo muy alto, es decir, precisan comer y beber mucho más a menudo que los animales más grandes; y para nosotros pasar dos días encerrados sin comer ni beber ya sería una prueba dura.

Sorprendentemente, Walter y Amélie estaban en perfecto estado, comieron y bebieron pero no con desesperación, sencillamente con buen apetito. Habían pasado dos días sin comer ni beber, ¿cómo lo consiguieron? Creo que la respuesta es doble; por una parte, tienen reservas alimenticias de sobra ya que comen todo lo que se les antoja, y por tanto, están sanamente gorditas; y por otro lado, tenían el buche bien lleno, pues cuando nos marchamos y les ponemos comida nueva lo primero que hacen es darse un gran atracón, cosa que hicieron el viernes. En realidad, más que comer lo que hacen es guardar en su buche la comida, que no está siendo digerida, sino que acumulan para cuando deciden comer de verdad. Así que se tomaron las cosas con calma, seguramente se movieron muy poco, y así pudieron pasar dos días sin alimentarse de un modo bastante bueno. Y en cuanto a beber, apenas si toman un par de sorbos cada día. Eso sí, sobre todo Amélie estuvo un par de días como aletargada, y nosotros lo achacamos a su reciente encierro.

Descubrir nuestro error fue muy alarmante y desagradable, pero ahora conocemos un poquito más a nuestras amigas; esperemos no volver a meter la pata de este modo.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Moisés y su compañera en el Indiana Camp

 
Finalmente llegó el día, y ayer domingo llevamos a Moisés, con todo el dolor de nuestro corazón, a la granja escuela de mi prima: el Indiana Camp. Desde la última visita se han producido algunas mejoras en las instalaciones, pero más o menos todo sigue igual. Como pensamos que Moisés es macho, elegimos una tórtola hembra y los dejamos juntitos en un recinto donde ellos dos serán las únicas tórtolas domésticas, lo que sin duda hará que formen sociedad. En la foto podemos ver a Moisés, a la izquierda, junto a la tortolita que esperamos sea su pareja.
 
 
Mi primo se sorprendió que la tórtola que él tenía se posaba con toda mansedumbre en mi mano, y se dejaba acariciar, pero ese es un reflejo propio de la especie, son mansitas aunque nunca hayan vivido con seres humanos.
 
En todo momento las dos tórtolas parecían tímidas pero también relajadas, el encuentro fue natural, y creo que las pocas semanas de edad de Moisés beneficiarán la adaptación al nuevo entorno. Como se adivina, vivirán en un recinto bastante amplio, compartido con otras especies más pequeñas de aves. En realidad Moisés es un ave inmadura, que no ha desarrollado comportamiento sexual, y ni tan siquiera sabe "reírse" cuando cambia de lugar; por eso mismo, tampoco ha demostrado una especial ternura o apego por nosotros, mientras que hasta el último momento trató de buscar la compañía de sus padres, quienes al final lo picaban sin piedad para alejarlo. Así que, desde el punto de vista de Moísés, no hay ruptura de afectos (salvo el de los padres, que es inevitable)... cosa que nosotros no podemos decir. Hoy, ya en Madrid, pensamos cada poco tiempo en qué tal estará, si pasará frío, si comerá, si estará bien... sabemos que hicimos lo correcto, y que, después de todo, si no hubiese sido por un descuido al retirar los huevos Moisés ni habría nacido, mientras que ahora puede muy bien llevar adelante una vida larga y feliz, pero... así de complicados somos los seres humanos.
 
Por otro lado la granja escuela es una monada, hay monones de aves preciosas, conejos, mapaches... dejo unas cuantas imágenes de ayer mismo; y tal vez lo que deba hacer es visitar más el Indiana Camp para no perder el contacto...
 
 
 
 
 
 
 

jueves, 22 de noviembre de 2012

Al sol del otoño

Moisés en el balcón
En el balcón donde duermen Amélie y Walter, y ahora también Moisés, tenemos un pequeño arbolito de hoja perenne, que las tórtolas picotean con gusto. A Moisés, además, le gusta tumbarse en su base, dentro del tiesto que lo contiene. Hoy ha amanecido un día soleado, y con él en mi brazo, he estado disfrutando del sol de otoño, tras darse un baño de agua caliente en el mismo recipiente donde casi se ahoga hace ahora un mes, (y es que de todas las tórtolas, es Moisés la que más gusta del agua).

A la luz del sol resaltan en toda su belleza los delicados tonos de las plumas, que parecen diseñadas en la paleta de algún pintor caprichoso, tal vez impresionista. Son pocos los días que nos quedan para disfrutar de su compañía, y lo que podemos decir es ¡gracias Moisés! Tu compañía nos ha hecho más felices.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

El plumaje de Moisés

Moisés en el borde de un tiesto tomando el sol.


Moisés ya casi tiene el plumaje de adulto. En la foto, que recomiendo ampliéis para ver cada zona con detalle, se aprecia una coloración muy fuera de lo normal en lo que se refiere a tórtolas domésticas, casi parece de mármol rosa, con esos sutiles veteados blancos. La foto también permite apreciar cómo el pico de arriba termina en una especie de diente que les es muy útil a la hora de tomar el alimento.

Impresionante.

martes, 13 de noviembre de 2012

La extraña familia

Amélie, Walter y Moisés.

Moisés ya es, prácticamente, una tórtola adulta, de la que por cierto desconocemos el sexo. En las anteriores crianzas de Amélie y Walter, a estas alturas ya se había producido el rechazo de la cría o crías, quienes no solamente se tenían que alimentar por sí mismas, sino que también se veían forzadas a buscar su propio espacio, siendo atacadas a picotazos si persistían en pedir comida a sus padres, por ejemplo. Sin embargo, el caso de Moisés es diferente. No sé muy bien si se trata de un alargamiento de su status de cría, ya que aún pía y suplica comida a su padre (que a veces hasta se la da), o más bien es una integración en toda regla en lo que ahora sería una familia de tres miembros. Por ejemplo, por la noche las tres tórtolas duermen en el mismo nido, en total armonía. Desde luego con Amélie no hay ni el más mínimo roce, es más, ella permite que Moisés se tumbe a su lado mientras incuba los huevos; y en cuanto a su padre, aunque a veces es evidente que trata de picotearlo, finalmente cede a las protestas y convierte los picotazos en caricias.

En la foto vemos, de izquierda a derecha a Amélie, Walter (en el instante mismo de emprender el vuelo, obsérvese que una pata ya está en el aire), y Moisés. Se aprecia perfectamente que Moisés no tiene collar, y la coloración de sus plumas es más delicada que la de Amélie.

Me encantaría terminar quedándome con Moisés en casa, aunque es muy poco probable. Parece de peluche, es simpatiquísimo, lo adoro.

martes, 30 de octubre de 2012

Os presento a Moisés

El plumaje de Moisés

El plumaje de Moisés
En los pocos días que han pasado desde el viernes, cuando estuvo a punto de morir por accidente, nuestra cría ha avanzado a pasos de gigante. Ya pesa 120 gramos, es decir, prácticamente el peso normal de una tórtola. Además, ¡ya vuela! Es capaz de subir de un vuelo desde el suelo hasta su nido, o la tele, o cruzar volando el balcón. Sigue pidiendo comida a sus padres, aunque su madre hace ya un par de días que no le hace caso (de hecho, está preparando el nido para una nueva puesta), pero también es capaz de comer por su cuenta, algo necesario porque Walter pronto dejará de alimentarlo también (este Walter es un padrazo).

Sus plumas, aún incompletas, ya revelan el color final: una mezcla exquisita de color rosado y blanco Además, parece que no va a tener collar (algo absolutamente inaudito, pues hasta las tórtolas blancas tienen un collar ligeramente gris pero perfectamente visible). Creo sinceramente que es la tórtola más bonita que he visto nunca.

Su pico, aún muy largo, le da ese aire adolescente de los ejemplares inmaduros. Pinchad en las fotos para que se abran a tamaño completo: vale la pena mirar esas plumitas en formación.

Ah, lo de llamar Moisés a la cría (y no Luis, como estaba previsto), imagino que avináis por qué es: ya se sabe, Moisés quiere decir "salvado de las aguas". Ya veremos qué pasa,

viernes, 26 de octubre de 2012

Un susto de muerte

Secándose tras el accidente


En el nido, ya recuperada
Esta mañana ha ocurrido un grave accidente con la cría. Los viernes nos levantamos un poco más tarde, y hoy no le hemos echado el vistazo matinal, a eso de las 8, por una vez nos hemos retrasado hasta las 10. Y a las diez, miro ¡y el nido está vacío! Bueno, eso en principio no es tan malo, seguro que ha saltado al suelo y está en algún rincón... en pocos segundos hemos visto lo que pasaba: ha tratado de saltar al nido que está enfrente, a unos tres metros, algo totalmente imposible para la cría, que no vuela, pues apenas si tiene la mitad de las plumas. En cambio, ha caído a los pies del nido de enfrente donde tenemos... ¡la bañera! Ahí, con las alas extendidas y completamente rígida, estaba. ¿Cuánto llevaría? ¿Una hora, dos?... La hemos sacado, y la primera impresión es que estaba muerta, pobrecita. Las plumas se le habían pegado por completo al cuerpo, y su postura rígida hacía pensar en un pájaro al que le ha pasado por encima un coche, tan plano y tieso estaba.
Boqueaba, pobrecita, cada pocos segundos, marcando un ritmo agónico. "Está agonizando", dijo mi compañero. Pobrecita, pobrecita. Con una toalla suave hemos secado su cuerpecito, y la hemos puesto junto a una estufa de infrarrojos. El agua debía estar a unos 15 grados, y las tórtolas están a unos 40 grados, así el choque térmico ha sido descomunal.
Durante cinco minutos ni se ha movido, aunque parecía que respiraba un poco más rápido. Luego, se ha puesto a temblar, lo que es una buena señal porque significa que estaba recuperando la vitalidad. Tras al menos un cuarto de hora ha empezado a dar señales de movimiento en las patas, nosotros hemos procurado que, sin quemarse, estuviera siempre caliente por todos lados.
Amélie y Walter se acercaban a veces, sin dar síntomas de alarma ni saber qué hacer, yo creo que ni reconocían a su cría.
Luego, poco a poco, se ha ido recuperando, y hasta aleteaba cuando algún progenitor se acercaba, aunque no se podía erguir y ni siquiera piaba.
Y, como un milagro, se ha recuperado del todo; puesta de nuevo en el nido, sus padres la han alimentado varias veces, y ahora parece tan vivaz y sana como siempre.
Yo digo que me la quiero quedar en casa, Félix dice que estoy loco. No sé, el caso es que estoy muy contento, y cuando esta tarde nos vayamos de fin de semana dejaremos todo lo más libre de peligros que podamos, porque lo más probable es que vuelva a salirse del nido. Ay, qué angustia voy a pasar hasta el domingo por la tarde...

domingo, 21 de octubre de 2012

Una nueva tórtola ha nacido



Por un descuido no cambiamos los huevos de Walter y Amélie. Cada vez que los ponen se los sustituimos por otros previamente enfriados en el frigorífico, pero esta vez se nos pasó. Así que el jueves pasado, la víspera del puente del Pilar, me acordé de pronto. Fui al nido y pensé: "bueno, todavía no se han abierto, he llegado a tiempo". Los cogí con cuidado y... ¡se movían, temblaban! Los pollitos parecían a punto de salir, incluso estaban resquebrajándose. En esas condiciones fui totalmente incapaz de tirarlos, así que los devolví al nido, y poco después salió el primer pollito. ¡Una monada minúscula, del tamaño de la uña de mi pulgar!
Nos fuimos de puente, confiando que a la vuelta tendríamos dos pollitos, pero no fue así; el segundo huevo no se abrió, y cuando ya comprendí que no lo haría me atreví a romperlo un poquito, comprobando con pena que un pollito totalmente formado, y que incluso había roto con el piquito el cascarón no tuvo fuerzas para salir; me pregunto si mi manipulación de los huevos tuvo la culpa, pero aunque me da pena comprendo que mejor es criar un pollito extra que dos.
Han pasado ocho días, y el nuevo pollito, (al que llamamos Luis provisionalmente, aunque evidentemente desconocemos su sexo), aumenta de peso y tamaño a diario. Hoy la báscula marcó 74 gr., es decir, la mitad de lo que pesa Amélie, ¡una barbaridad, porque no abulta ni la cuarta parte de ella! Eso significa que su densidad es mucho mayor.
La verdad es que tanto Walter como Amélie lo cuidan con esmero, y tiene siempre el buche bien lleno. El muy picarón ya abre los ojos y mira con curiosidad, no nos tiene miedo y se deja manipular.
En cuanto a su plumaje, pensamos que iba a ser blanco, como Walter, pero la oscuridad de su piel augura otra cosa; no obstante parece que parte de sus plumas serán blancas, por lo que seguramente se parecerá más a su madre que a su padre, ya veremos.
En casa no podremos tenerlo (ya Junior intenta picar al pobre pollito), así que supongo que irá a la granja escuela de mi primo... a no ser que... ¿alguien se anima a adoptar este precioso pollito?

jueves, 11 de octubre de 2012

La siesta con Junior

Junior a punto de tumbarse para dormir la siesta conmigo.
Una de las cosas que más me gusta es, cuando puedo, echarme la siesta; placer que comparto con Junior. Cuando una tórtola duerme, imagino que al igual que la mayoría de los pájaros, su sueño es una duermevela ligera, siempre vigilante ante el menor ruido o movimiento: es natural. Pues bien, cuando Junior (y solo ella) duerme encima de uno de nosotros, pasa a un estado de sopor intenso; es como si pensara "puedo dormir a pata suelta, porque estoy encima de este, y si pasa lo que sea es él quien tiene que estar atento, no yo". Se hace una bolita, respira pausada y rítmicamente, y se durme por completo el tiempo que dure la siesta, por supuesto sin hacer "pipí" ni "popó". Todavía me emociona sentir que un ser de otra especie confíe tanto en mí.

Nuestra amiga Cloti

Cloti es una tórtola turca

Hace unos días recibí en este blog algunos comentarios de una nueva visitante, y por lo tanto amiga: Niebla. Resulta que recogió un pollito de tórtola turca, y contra lo que podía pensar ha conseguido sacarla adelante. Como todas las tórtolas turcas, luce un bonito collar negro, y colores marrones, rosados y caramelo; aún sus plumas corresponden a un ejemplar en crecimiento, ¡pero se nota que es una tórtola preciosa! Tal vez se quede a vivir con Niebla, o finalmente vuele con sus compañeras, pero de lo que no cabe duda es de que es una tórtola preciosísima que seguro sabrá darle a Niebla señales inequívocas de su cariño. Mucha suerte a las dos.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Las palomas de Benidorm

Casi todas son blancas, ¡qué bonitas!
Aprovechando un fin de semana largo en Benidorm, he descubierto que las palomas de esta ciudad de veraneo, ¡son blancas! Es algo que también vi en Murcia (hay un artículo en este blog). Me pregunto por qué de esta coincidencia. En mi infancia, en Toledo, me gustaba perseguir a las palomas en el paseo de La Vega (por suerte, siempre sin éxito); en aquel entonces el palomar donde vivían albergaba todo tipo de palomas: blancas, manchadas, grises, y las mezclas correspondientes; incluso creo recordar algunas jaspeadas de café con leche. Pero con el tiempo, solo quedan en Toledo palomas grises, y lo mismo pasa en Madrid. Ya sé que el color blanco suele ser recesivo, pero si durante tanto tiempo se han mantenido palomas blancas a la vista ¿qué las hizo desaparecer? ¿Y por qué en Murcia y Benidorm son gran mayoría las blancas? Mientras algún científico me saca de la duda, queda el recuerdo de estas bellezas. Cuando en Benidorm las miraba, me acordaba de las tres tórtolas que, solitas, se quedaron en casa. Ya, ya sé que les dejo agua y comida, pero también sé que están mejor cuando las acompañamos: no les falta ese traguito de agua de cuando nos acostamos, que sorben tan golosas; o las bolitas de miga de pan, las pepitas de sandía... esas golosinas a las que están tan acostumbradas. Incluso las miguitas de las galletas, o unos granitos de sal o de azúcar les alegran la vida... ¿mimo demasiado a mis tórtolas? Yo creo que no: ellas me tienen loquito y consentido.

martes, 7 de agosto de 2012

Las joyas de la Castafiore

Amélie en su nido
Soy aficionado a las historietas de Tintín, el héroe creado por el dibujante belga Hergé. Una de las aventuras más celebradas de este simpático joven se llama "Las joyas de la Castafiore"; el argumento es el siguiente: en una casa desaparece una esmeralda, propiedad de una famosa cantante de ópera. Muchos son los sospechosos: el pianista acompañante, el mayordomo, unos gitanos que acamparon cerca, etc. Pero el misterio se resuelve gracias a una ópera: "La gazza ladra", de Rossini, pues la traducción es "La urraca ladrona"; y efectivamente, uno de estos pájaros es quien roba la esmeralda, que finalmente es recuperada. Y hoy Amélie ha mezclado esto con otra afición que tengo: los clicks, también llamados "Playmobil". No tengo muchos por casa, pero uno de ellos es una recreación del Durero que se exhibe en El Prado, y lo tengo puesto de adorno. Como resulta que Amélie está en una de esas fases en que llena el nido de papelitos... pues resulta que ha encontrado que el caballete de Durero, de plástico pero simulando madera, resulta útil en el nido. Me hace tanta gracia que, de momento, se lo he dejado.

jueves, 5 de julio de 2012

Vencejos a salvo

Entrada al centro "GREFA", en Majadahonda, Madrid

Prometí contar lo que pasaba con los polluelos de vencejo (definitivamente lo son), a los que bautizamos "Pedro" y "Pablo", independientemente del sexo que puedan tener. Como recordaréis, se cayeron o tiraron del nido el viernes y el sábado pasado, y los encontramos en el mismo sitio, en el callejón junto a la puerta de mi casa en Toledo. Tal vez sus padres los abandonaron, porque es mucha casualidad que se tirasen los dos. Bueno, sea como fuere, el caso es que (como me pasó con Amélie cuando entró a casa por la ventana), pasé en poco tiempo de inexperto absoluto a casi entendido en la cría de vencejos.

Al ser un pájaro insectívoro, no se puede dar pan ni semillas, y tras consultar en Internet probé con una dieta a base de comida de gato remojada y jamón york muy picadito. Aunque al principio comieron esto con buen apetito, pronto vomitaron todo lo que se les daba (con enorme esfuerzo, además, pues había que abrirles cuidadosamente el piquito y meterles lo más profundo que se podía un poquito de alimento), por lo que optamos por darles solamente gotitas de agua, que estas sí, bebían con avidez. Lo cierto es que a los dos o tres días, el domingo por la noche, conservaban más o menos su peso inicial, y parecían en buen estado, incluso más despiertos.

Ya advierten en internet que criar un vencejo no es cosa fácil, aunque si sobreviven las primeras 24 horas es muy buena señan; el problema es que comen exclusivamente insectos y gusanitos, por lo que proponen que se les facilite esto, es decir, grillos (que son muy caros), y gusanos de la harina (un poco más baratos). La crianza, hasta que puedan volar por sí mismos y emigrar a África, duraría más o menos un mes. Y no es que me resulte muy seductora la idea de tenerlos en casa junto a las tres tórtolas, comprarles estos insectos y criarlos, pero para mí es un deber frente a un ser vivo desvalido que depende en todo de mí. Ya estaba buscando direcciones de tiendas especializadas en insectos y demás cuando encontré en un foro direcciones de centros de recogida de aves, para su recuperación. Claro, yo sé que esto existe, pero siempre pensé que era para águilas y aves "importantes"; pero resulta que los vencejos son una especie protegida, y también los acogen para su recuperación, ¡albricias!

El domingo pasado por la noche (tras el triunfo de España en la Eurocopa), llamé por teléfono a un centro de recuperación de aves de Madrid: se llama "GREFA", y atienden las  24 horas. Tras comentarles el caso, me dijeron que por supuesto podía llevarle las crías al día siguiente, pero que lamentablemente, por eso de los "recortes", no podían venir a domicilio por ellas. No necesitaba tanto, y el lunes a primera hora los llevé a este hospital de aves, que está en Majadahonda, a unos 12 km. de Madrid. El centro está situado en un pinar, un paraje protegido, y lo poco que vi me gustó, parece un sitio funcional con buenas instalaciones. Antes, había leído lo que hacen a través de su web; me dio mucha confianza saber que el año pasado sacaron adelante más de ochocientas crías de vencejo, ¿dónde iban a estar mejor Pedro y Pablo?

Tras rellenar unas fichas, se quedaron en el centro, no sin antes darme unos números de referencia, por si en un futuro quería saber si habían salido adelante, cosa que ahora creo más que posible.

Además, en la misma visita me hice socio de GREFA, por solo 35 euros anuales pagas la cuota anual, trataré de animar a la gente para que se asocie también, ¡estos sitios son imprescindibles!

Podéis mirar todo esto en www.grefa.org  , ¡animáos!

Como suele suceder con los animales, este par de pollitos de vencejo me han dado más de lo que yo a ellos, ahora me siento feliz por haber descubierto este sitio, incluso me estoy planteando, si mis escasos ahorros dan de sí, apadrinar algún animalejo, cosa que es a partir de 90 euros... ya veremos.

domingo, 1 de julio de 2012

Dos aviones o vencejos se han caído del nido




Ayer por la tarde, en Toledo, donde paso los fines de semana, encontré caído al lado de la puerta de casa un pajarito que sin duda es un avión o un vencejo; tenía bastantes plumitas y me lo llevé a casa. La sorpresa fue que hoy en el mismo sitio he encontrado a quien sin duda es su hermano: también se ha caído del nido. Como sus padres no pueden llevarlos a su nido (que estará sin duda a muchos metros del suelo), su única posibilidad es que logre sacarlos adelante. De momento me va bastante mal, porque el pienso de gato remojado en agua, que es lo que recomiendan en los foros para casos como este, no lo aceptan, vomitándolo si les fuerzo a tragarlo. Sé que tienen que comer a menudo, pero sin duda están pasando mucha hambre, los pobres. Mañana trataré de darles trocitos de carne picada y remojada, que dicen que también les gusta. Como ayer era día 29, festividad de san Pedro y san Pablo, hemos decidido llamarlos así, Pedro y Pablo. Si siguen vivos hasta mañana por la tarde, los llevaremos de regreso a Madrid, donde tendrán que compartir casa con las tres tortolitas de mi alma. Es curioso; a pesar de que sé que posiblemente no sobrevivan, se me encoje el alma de pensarlo, tan implicado estoy con sacar adelante a esta pareja de pequeñines. Al menos me queda el consuelo de que su muerte será menos cruel que la que les aguardaba en el suelo, deshidratados, y puede que pisados o comidos por gatos, que hay muchos sueltos.

Ya os contaré cómo sigue la cosa.

domingo, 27 de mayo de 2012

El pájaro de fuego

(Amélie acicalándose las plumas)
Aparte de que las tórtolas, como la mayoría de las aves, saben volar, y eso, quieras que no, nos humilla un poquito a nosotros, tan listos, tan civilizados pero... atados al suelo, a nosotros nos parece que lo de los pájaros no es para tanto. Por ejemplo, no tienen manos, ni visión en tres dimensiones... eso nos parece que equilibra un poco la balanza de dones naturales.

Pero las plumas, además de permitir el vuelo, forman una capa versátil y maravillosa. En verano o en invierno, protegen de la temperatura exterior, y aunque yo me esfuerzo para que no tengan que soportar temperaturas extremas, me da la impresión que soy yo el digno de lástima, siempre buscando más frío o más calor, mientras Junior, Walter y Amélie parecen siempre cómodos y confortables. Seguramente parte del éxito de su cobertura de plumas es que las pueden mover, erizándolas o pegándolas a la piel. En la foto vemos a Amélie girando la cabeza sobre los tres ejes espaciales como si tal cosa, ¡está boca abajo!; lo hace solo para encontrar el ángulo perfecto que le permita limpiar y peinar sus plumitas, que de paso ha abierto en capas paralelas por la parte de su ala. A mí me recuerda un poco a esas actrices trasnochadas que llevan una boa de plumas, con la diferencia de que estas plumas van teniñas de colores naturales. Ya se dice en la biblia que Salomón, a pesar de ser riquísimo, nunca usó unas vestiduras más elegantes que las que tiene la flor más humilde; tampoco ninguna starlet ni vedette de revista musical se acercó siquiera a la belleza de mis tórtolas, (ni de ninguna otra ave).

Señores y señoras, con ustedes Amélie: el Pájaro de Fuego.

viernes, 13 de abril de 2012

La risa de las tórtolas





La tórtola doméstica se llama "Streptopelia Risoria", ese es su nombre científico, y cualquiera que conviva con ellas sabe bien por qué; pero para quienes no hayan tenido la ocasión de comprobarlo por ellos mismos, dejo el vídeo anterior como muestra; en él, Walter y Amélie nos obsequian con unas cuantas "risas". Desde el punto de vista de una tórtola, reírse al llegar a un sitio es como decir "eh, para quien no lo sepa yo estoy aquí". Solo una tórtola tranquila hará ese sonido, si está asustada se posará en silencio.

Y ahora que lo habéis visto: ¿parece una risa sí o no?

lunes, 20 de febrero de 2012

¿Prohiben las tórtolas?

(Amélie y Walter en casa. Sus colores son los típicos de las tórtolas domésticas)

Pedro, un amigo de este blog, me alertó hace ya unos días sobre una posible prohibición de poseer tórtolas, derivada del BOE del 12 de diciembre pasado; lógicamente esta sería una prohibición aplicable a España. Este es el enlace al documento: Boletín Oficial del Estado.
Pero no hay que alarmarse; esta prohibición no afecta a nuestras tórtolas domésticas, como voy a tratar de razonar en esta entrada.

Ante todo, distingamos tres especies de tórtolas, bastante emparentadas entre sí:
- La tórtola turca (streptopelia decaocto)
- La tórtola africana, de collar o rosagrís (steptopelia roseogrisea)
- La tórtola doméstica (streptopelia risoria)

A la que se refiere el BOE es a la segunda, la rosagrís, mientras que las nuestras son domésticas, la tercera. Son especies distintas (en Wikipedia podemos comprobar esto), y además, si pensamos en las razones del decreto, veremos que no tendría sentido que se prohibieran las domésticas. Este decreto trata de proteger la fauna autóctona española frente a otra que de modo artificial está siendo introducida por motivos comerciales o malintencionados, de modo que las especies españolas van quedando desplazadas por las de fuera, o bien directamente los animales foráneos producen daño. Es el caso del mosquito tigre, el mejillón cebra (especies que hacen daño por sí mismas), los siluros (peces que gustan a los pescadores pero destruyen las especies naturales), etc. La tórtola africana, la rosagrís, está desplazando a veces a la tórtola común (Streptopelia turtur) en nuestros campos, y el decreto trata de protegerla. En realidad también está amenazada por la tórtola turca, pero la turca ha llegado a España de modo natural (se lleva expandiendo por toda Europa 80 años), mientras que la rosagrís es traída de modo artificial, por criadores; además, la rosagrís puede competir con la común en el campo, ya que ambas viven allí, mientras que la turca es más bien de ciudad. ¿Y nuestras simpáticas tórtolas domésticas? Ellas solo pueden vivir en las casas, así que no son una amenaza para otras especies. Si una tórtola doméstica se escapa (o más bien, se pierde), es casi imposible que sobreviva. Yo mismo, cuando conocí a Amélie, y pensaba que era una "paloma", y la animaba a irse "libre", comprobé que pasaba horas en los árboles sin hacer nada, y la pobre regresaba siempre muerta de hambre y sed, eso en un entorno de jardines y árboles, ni me imagino en un ambiente peor...

Por tanto los amigos de las tórtolas domésticas, y en particular los magos, podemos estar totalmente tranquilos: no está prohibido tener tórtolas domésticas, "risorias", que son distintas de las "rosagrís". Por cierto, las rosagrís son todas iguales, con el cuerpo entre rosado y gris, y collar negro, las domésticas/risorias son más variadas, blancas, anaranjadas... ¡y además se ríen! Por cierto, otra amiga del blog, Laura Tovar, que tenía una tortolita preciosa, pero distinta a todas las mencionadas, me pregunta por lo que quiero decir cuando menciono que las tórtolas "se ríen", ¿cómo puede ser que se rían? Bien, para ello tengo que grabar algún vídeo, espero que sea lo siguiente que suba al blog.

Finalmente: ¿reconocéis las tórtolas de Wikipedia que ejemplifican el concepto "streptopelia risoria")

sábado, 21 de enero de 2012

Presentando al mago Pedro y su tórtola Willy

(Willy posando sobre la mano de Pedro)

Hace unos días se puso en contacto conmigo Pedro, un chico de quince años aficionado a la magia, quien me habló de su tórtola, un macho blanco que aún no se había acostumbrado a su compañía y a veces incluso le levantaba el ala, a modo de amenaza. Pero con la perseverancia y el cariño, Pedro se ha ganado la amistad de su preciosa tórtola, que se llama Willy, quien ya ha demostrado su confianza empezando a "reírse". Y es que eso es lo primero que denota que una tórtola se encuentra a sus anchas, cuando cada vez que cambia de lugar, se ríe. La unión entre las tórtolas y los magos viene de antiguo, y muy posiblemente tiene varios miles de años. Tengo varios amigos magos (una de las aficiones desde mi infancia), pero ninguno de ellos usa tórtolas en sus espectáculos (todos ellos son discípulos del gran Juan Tamariz). Yo ya sabía que las "palomas" blancas de los magos son, en realidad, tórtolas, más pequeñas y sobre todo mucho más dóciles y menos asustadizas que sus parientes; pero lo de lo que me he enterado gracias a Pedro es de que en magia se usan solamente machos, ya que al tener necesariamente que confinarla en pequeños espacios, se correría el peligro de que las hembras muriesen al implosionar los huevos en su interior.
Pedro me ha dicho que va a buscar una hembra para Willy (¡bien!), y que está construyendo un jaulón grande para ellas. Claro, su madre dice que son "máquinas de hacer popó", ¡y no es verdad, ¿eh?! Pero lo comprendo... en fin, seguro que además les permitirá a menudo estirar un poco las alas fuera.
También Pedro me ha comentado algo muy, muy importante para el mundo de las tórtolas domésticas... pero eso será objeto de otra entrada diferente en el blog.
Lo que sí quiero incluir son dos enlaces a vídeos de magia con tórtolas, en honor de Pedro.  El primero es de Tomsoni, un mago que sigue en ejercicio, es muy muy divertido y tiene una ayudante ¡genial!


El segundo vídeo es de otro mago americano especializado en "palomas": Channing Pollock. Es la elegancia misma, observad qué bien contrasta la vestimenta oscura del mago con las blancas plumas de las tórtolas