viernes, 21 de diciembre de 2012

UN DESCUIDO QUE PUDO SER FATAL

Walter y Amélie tomando el sol al día siguiente

Los fines de semana nuestras tres tórtolas se quedan solas en casa; son poco más de dos días. Tenemos que fijarnos bien en cómo quedan ubicadas, porque Junior no se lleva bien con sus padres; o más bien digamos que Walter, su padre, acosa a su hija. También Amélie le es hostil, y es que las tórtolas ¡son tan territoriales! Tienen dividida la casa en zonas de influencia, de modo que cada habitación o bien es del matrimonio Walter/Amélie, o bien es de Junior, o bien es neutral. Bueno, el caso es que los viernes, antes de irnos, comprobamos que todo está en su sitio, hay comida y agua de sobra al alcance de nuestras amigas, etc. Luego, al regresar el domigo por la tarde, lo primero es comprobar que han pasado bien el fin de semana, y la verdad es que hasta ahora no habíamos tenido ningún incidente.

Pero el fin de semana pasado, por un error garrafal de cálculo, dejamos a Walter y Amélie encerradas en la habitación del ordenador, en lugar de en su terraza, que comunica con el salón. Por tanto, se pasaron unas cincuenta horas en una habitación en la que no había ni una gota de comida ni bebida. Hay que tener en cuenta que las aves tienen un metabolismo muy alto, es decir, precisan comer y beber mucho más a menudo que los animales más grandes; y para nosotros pasar dos días encerrados sin comer ni beber ya sería una prueba dura.

Sorprendentemente, Walter y Amélie estaban en perfecto estado, comieron y bebieron pero no con desesperación, sencillamente con buen apetito. Habían pasado dos días sin comer ni beber, ¿cómo lo consiguieron? Creo que la respuesta es doble; por una parte, tienen reservas alimenticias de sobra ya que comen todo lo que se les antoja, y por tanto, están sanamente gorditas; y por otro lado, tenían el buche bien lleno, pues cuando nos marchamos y les ponemos comida nueva lo primero que hacen es darse un gran atracón, cosa que hicieron el viernes. En realidad, más que comer lo que hacen es guardar en su buche la comida, que no está siendo digerida, sino que acumulan para cuando deciden comer de verdad. Así que se tomaron las cosas con calma, seguramente se movieron muy poco, y así pudieron pasar dos días sin alimentarse de un modo bastante bueno. Y en cuanto a beber, apenas si toman un par de sorbos cada día. Eso sí, sobre todo Amélie estuvo un par de días como aletargada, y nosotros lo achacamos a su reciente encierro.

Descubrir nuestro error fue muy alarmante y desagradable, pero ahora conocemos un poquito más a nuestras amigas; esperemos no volver a meter la pata de este modo.