lunes, 20 de enero de 2014

Una nueva Amélie

Un poco antes de Navidad visité de nuevo la residencia actual de mis queridas, mis queridísimas amigas, mis tórtolas del alma. Como siempre, ha sido muy emocionante. La gran sorpresa fue que, cuando quise coger a Amélie y subirla en mi mano, noté que me huía un poco, aunque logré hacerlo. Qué raro, pensé, será que ya me está olvidando... pero no era así. Enseguida me di cuenta de que no era Amélie, sino una hija suya, ¡es idéntica! La podéis ver en la foto superior izquierda, es justamente la que no tengo en la mano. Las otras tórtolas, Walter, Junior y Paulo están perfectamente, con un plumaje excelente, se dejaron acariciar, pasé media hora con ellas (más no, por no arriesgarme a tener complicaciones pulmonares), sintiendo a la vez una paz maravillosa, y una emoción intensa que me hacía llorar sin parar, pero no todas las lágrimas son malas, sé que están muy bien cuidadas y que son felices, y eso es lo que cuenta. Han pasado ya más de seis meses desde que me tuve que separar de ellas, y no pasa día en que no las eche mucho de menos, incluso sueño con ellas frecuentemente... prometo verlas más a menudo. Cuánto las quiero.